
Punto y Coma N° 7
Radiografía de la nueva izquierda
Un momento estelar. Eso parecían vivir las fuerzas de la nueva izquierda chilena al comenzar este 2022. Mientras la Convención entraba en tierra derecha, Gabriel Boric se disponía a portarse la piocha de O’Higgins luego de un categórico triunfo en el balotaje presidencial. Los problemas, sin embargo, llegarían antes de lo imaginado. Pocos días después de asumir el nuevo gobierno, la flamante ministra del Interior fue expulsada literalmente a balazos de Temucuicui, en lo que sería un crudo anticipo de las dificultades en materia de orden público y gestión del aparato estatal. Como es sabido, la lista de desaguisados es extensa e incluye incordios diplomáticos hasta polémicas con otros poderes del Estado, con la prensa y con sus socios de coalición.
En suma, la entrada de la nueva izquierda al palacio de gobierno ha sido bastante más polémica e ingrata de lo previsto. ¿Cómo explicar el desfase entre las expectativas generadas antes de alcanzar el mando de la nación y los vaivenes experimentados ex post? ¿Por qué al mismo tiempo que se plantean grandes transformaciones son tantos los problemas en la gestión cotidiana del aparato público? ¿Qué desafíos implican esta clase de tensiones para los meses y años que siguen?
La convicción que inspira esta nueva edición de Punto y coma es que para explorar ese tipo de interrogantes hay que intentar levantar la mirada y preguntarse por el trasfondo que subyace el protagonismo político de la nueva izquierda criolla. Dicho de otro modo, para explicar tanto su rápido ascenso al poder como los problemas antes referidos se requiere indagar en el origen e inspiración de este proyecto, en sus elementos distintivos y en sus raíces políticas e intelectuales. Ese es, precisamente, el propósito de este séptimo número de Punto y coma.